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Armas

Los Legítimos Usuarios no somos un espejismo

El año 2018 será un año de esfuerzo, trabajo y dedicación en defensa de nuestros derechos

Autor: Rubio Gustavo S.

Fecha publicación: 22/01/2018

Aquí estamos. No nos hemos desvanecido ni nuestras fuerzas han menguado. Los legítimos usuarios de armas de fuego de Argentina seguimos sosteniendo con ímpetu los derechos que desde hace décadas insisten en demoler: nuestros derechos a tener armas y usarlas libremente en la práctica de tiro deportivo, el simple esparcimiento, la caza, el coleccionismo e incluso la defensa de nuestras vidas o la de nuestra familia o la de terceros.

En este 2018, continuamos trabajando y seguimos la defensa de nuestros derechos desde la ley y con las herramientas que nos da la República (debilitada, eso sí, por los oportunistas y acomodados políticos de siempre) ya que el fortalecimiento del individuo hace a la salud de una sociedad democrática y republicana. Sin los individuos no existe sociedad y sin los derechos, no existen los individuos. Tal es la importancia, y para que ningún gobernante o funcionario con aires de superioridad los pudiera avasallar, esos derechos fueron volcados a una Constitución Nacional.

En este 2018 debemos recordar que el ser humano posee derechos llamados "naturales" por el simple hecho de haber nacido, por el simple hecho de ser racional. El individuo tiene derecho a que no le quiten la vida, no restrinjan su libertad y no confisquen su propiedad honestamente adquirida. Simple. Cortito y al pie. Tres valores compartidos en todos los rincones de planeta por todas las personas.

Ahora bien, esos derechos no los proporciona el Estado. Por ser naturales, esos derechos son inherentes a la condición humana. Es más, el Estado podría incluso no reconocer estos derechos, pero no por eso dejarían de existir. Ningún Estado está por encima de la vida, la libertad ni la propiedad, más aún si esa propiedad es la vida. Aquí cabe mencionar que nuestro Código Penal contempla un apartado para la legítima defensa (propia, de terceros y de la propiedad) que sistemática e, incluso en algunos casos, intencionalmente está siendo malinterpretada por el entramado abolicionista que cruza todos los estamentos de gobierno desde hace años. Es la Legítima Defensa un ejemplo claro en donde el derecho natural a la vida, la libertad y la propiedad toma cuerpo. Más aún, la Legítima Defensa de la vida y sus bienes, es un derecho contemplado y avalado por las diferentes religiones ya que existe desde el principio de los siglos, y es el derecho por naturaleza de todo ser viviente, en cualquier circunstancia en la que el mismo no la haya provocado, y él sea el agredido.

Es este punto en el que radica el ataque de los desarmistas a los Legítimos Usuarios. ¿Cuál es la necesidad de tener un arma si el Estado está para protegerá sus ciudadanos? Si la obligación de proveernos de seguridad es una de los deberes del Estado y más allá que el tema que en nuestro país todavía no está resuelto y dista mucho de estarlo el Estado de ninguna manera puede negar el derecho natural de una persona a optar libremente por defender su vida o la vida de terceros, su propiedad y mucho menos puede prohibir a los Legítimos Usuarios de Armas, al haber demostrado su idoneidad para acceder a tal condición, de ejercer ese derecho natural sus propios hogares.

Son estos tres derechos los que se encarnan y se interconectan de manera tal que ninguno puede existir si no existen los otros dos. La vida, la libertad y la propiedad SON el ser humano y se maximizan frente a la sociedad.

Por ejemplo: el cuerpo de uno es propiedad suya y exclusivamente suya, nadie tiene derecho a infligir daños a nuestro cuerpo. Se trata de la propiedad más inviolable que existe y es por eso que tener armas ( o portar en el caso de "civiles", de la gente común) para la autodefensa es un derecho humano natural, fundamental e imborrable: se deriva directamente del derecho de propiedad que cada persona tiene sobre sí misma y de la libertad que tiene de ejercerlo.

Los tres derechos, los tres relacionados.

Otro ejemplo: se tiene la libertad de realizar con propiedad de uno (cuerpo o bien material) cualquier actividad que no ponga en peligro estos tres derechos en terceros. Es por eso que el hecho de poder elegir tener armas entraría dentro de lo que es un derecho natural, fundamental e imborrable por el simple hecho de ejercer la libertad natural al ser humano.

La vida, la libertad y la propiedad hacen que el individuo sea dueño de sí mismo, esto vendría a ser: a la posesión de algo y a la capacidad de disponer de ese algo (ambas condiciones deben cumplirse). De manera tal que decir que cada ser humano es dueño de sí mismo significa que cada quien está en posesión de su cuerpo y de su mente y además que tiene la capacidad de disponer de ellos, de moverse, trasladarse o quedarse tranquilo, usarlos o dejarlos inertes. Las leyes y resoluciones pueden dar un marco aclaratorio, una guía por donde estos derechos naturales fluyan y se fortalezcan. Asimismo cualquier cuestión legal que impida o restrinja estos derechos naturales arbitrariamente, es decir cuando la vida, la libertad o la propiedad de terceros no estén en peligro, va en contra del individuo y por eso, en contra de la República. Un funcionario no puede legislar en contra de algo porque "le parece" o porque "no le gusta".

Si uno no fuese dueño de uno mismo, entonces alguien más lo sería. Uno sería un esclavo, mientras la otra persona sería su amo. Pero si queremos construir y fomentar una sociedad de hombres libres como se viene pregonando desde el gobierno, no podemos permitir que unas personas sean dueñas de otras personas, que un grupo de burócratas con agenda propia manejen los derechos naturales de una minoría según el humor con el que se levantan esa mañana. Por lo tanto, un sistema ético para una sociedad libre debe comenzar por el derecho de propiedad de cada persona sobre sí misma. No es nada nuevo, ya está establecido en nuestra Constitución y antes, en el orden natural de las cosas.

Para poder ejercer el derecho de propiedad sobre uno mismo es esencial que no existan sobre uno interferencias o irrupciones externas, es decir que uno sea libre. Cuando hablamos de libertad, nos referimos a la ausencia de coacción sobre el individuo. Una persona que no es libre es una persona obligada a actuar contrariamente a sus deseos mediante el uso o la amenaza del uso de la violencia, es decir, mediante la coacción. Un ejemplo al que nos hemos acostumbrado: "si te asaltan o entran a tu casa, no te defiendas. Esta mal defenderse de tu atacante".

Ahora bien, si uno es dueño de uno mismo y para poder ejercer dicho derecho uno debe ser libre, se desprende lógicamente que uno también tiene el derecho de defenderse, a través de los medios que juzgue más convenientes, de la agresión no provocada de algún otro individuo. Es más, hasta está en el derecho de defender a un familiar o un tercero llegado el caso. Si uno tuviera que pedirle permiso a su agresor para defenderse de él, entonces es evidente que el derecho a la propiedad sobre uno mismo sería no más que una mera ilusión, un espejismo mentiroso que olvidó el Estado de Derecho y va para donde sople el viento.

Quizás lo que estamos viviendo hoy en día sea un mal espejismo de lo que supo ser la Argentina. Con el abolicionismo arraigado en la justicia, las decisiones basadas en la percepción personal del político a cargo, el rechazo institucional a los fundamentos lógicos y en la tiranía de las opiniones políticamente correctas, el Estado paternalista que supuestamente lo sabe todo por ser Estado, se está comiendo a sus hijos para sobrevivir.

Es también un hecho natural que los seres humanos nacen y se desarrollan desigualmente. Las personas son intrínsecamente diferentes unas de otras. Algunas personas tienen ciertas actitudes y gustos, mientras que otros tienen los contrarios u otros simplemente diferentes. Algunas son más inteligentes que otras. Algunas tienen mayores habilidades que otras.

Algunas tienen mayores aptitudes físicas que otras. Algunas nacen en familias unidas y cariñosas; otras nacen en familias desestructuradas, con padres divorciados, otros tiene padres alcohólicos o drogadictos. Esta desigualdad innata y natural conlleva en particular que ciertos individuos sean más fuertes, hábiles o diestros en el uso de la violencia. Similarmente, el resto será más débil, menos hábil o diestro en el uso de la violencia. Y eso es inevitable, mal le pese a los gobernantes.

Desafortunadamente, vivimos en un mundo imperfecto repleto de personas violentas que generan agresiones. Por lo tanto, es esencial responder a la pregunta: ¿cómo nos defendemos de aquellos que son más fuertes? Tal pregunta no es nueva, sino por el contrario, una de las más repetidas a lo largo de la historia de la humanidad. La respuesta es que los más débiles pueden usar el poder de sus cerebros para crear herramientas que les ayuden a defenderse de los elementos antisociales de la comunidad (aquellos que prefieren el uso de la coerción para obtener su sustento sobre el uso del trabajo y el intercambio voluntario).

El arma de fuego es, hoy en día y gracias al proceso evolutivo del desarrollo, la única herramienta que convierte al indefenso en más fuerte que el violento atacante. El arma de fuego es el único objeto del mundo capaz de hacer que una persona escuálida e indefensa se vuelva inmediatamente capaz de superar a un agresor físicamente más fuerte e imponente o que tenga los números para hacer daño. El arma de fuego, hasta el momento y por su gran disponibilidad, es el único objeto de uso personal capaz de hacer que una mujer de 50 kg se encuentre en pie de igualdad con un agresor de 140 kg; que un jubilado de 75 años esté en pie de igualdad con un delincuente de 19; y que un único ciudadano este en pie de igualdad con cinco hombres armados con facas, palos y piedras.

El arma de fuego es el único objeto físico que puede anular la disparidad de fuerza, de tamaño y de cantidad entre un potencial agresor y su potencial víctima. Es el único objeto eficiente en manos de un octogenario en silla de ruedas como en las manos de un atleta. Si no fuese tan eficiente y de tan fácil manipulación, simplemente no funcionaría como igualador de fuerzas, que es su principal función.

Las personas que defienden la prohibición de las armas están, en la práctica, reclamando que aquellos más fuertes y agresivos se conviertan en las personas dominantes de una sociedad- y eso es exactamente lo opuesto de cómo funciona una sociedad civilizada.

Entonces, cada uno es dueño de sí mismo. Para ejercer ese derecho de propiedad original, uno debe ser libre, es decir, disfrutar de la ausencia de coerción. Como el mundo no es perfecto, uno debe pensar en formas de protegerse de posibles agresores y como no todos somos igual de fuertes surge la necesidad de usar herramientas para defenderse. Un arma es una herramienta específica e irreemplazable para este menester. Un delincuente, incluso uno armado, tendrá una vida más fácil si vive en una sociedad en la que el Estado, al desarmar a los Legítimos usuarios, le concede el monopolio de la fuerza. Y esto lo vemos a diario en cualquier medio periodístico. Es más, han ido en aumento tanto la cantidad de hechos como la violencia de los mismos.

Cabe señalar que hay quienes prefieren prescindir del derecho a la defensa personal y delegarlo en la institución del Estado. Ciertamente tienen esa prerrogativa; al hacerlo están ejerciendo su derecho natural a actuar libremente. Para ellos, quizás el derecho a defenderse o defender a su familia de un agresor es una justificación ridícula o no contemplada. Sin embargo, es completamente diferente e inaceptable que quieran imponer a otros individuos lo mismo que ellos desean y eligen libremente. Tal comportamiento es inaceptable porque representa la abolición del derecho más básico del individuo, que es el de poder defender su propio cuerpo o el de terceros contra agresores ilegítimos y la libertad de elegir ese camino.

Estos promotores del desarme civil y del monopolio Gubernamental de la violencia (si fuese Estatal, el Estado al ser conformado por todos los individuos de un territorio, se tendría el derecho a tener armas), entre los que se encuentran la dirección del ANMAC, la RAD, los políticos con custodia estatal armada, los poderosos con seguridad privada etc. fallan flagrantemente en al menos tres aspectos fundamentales (ciertamente fallan en muchos otros aspectos, pero los podemos resumir en estos por ahora) a saber:

1) Si la población está completamente desarmada, pues delegó el derecho a defenderse al Estado, entonces, ¿quién la defiende del Estado? Un ejemplo puntual es lo que viene sucediendo en Venezuela y su crisis social, de hambre y violaciones de los DDHH. En el 2006 y asesorado por integrantes de la Red Argentina para el Desarme, Chávez comenzó el proceso de desarme civil que derivo en que hoy en día Venezuela sea el país con mas crimen de la región.

2) Si el Estado no ejerce la prerrogativa de defender a los ciudadanos- bien sea porque la policía es incompetente o porque es corrupta - ¿quién los va a defender de los más fuertes, violentos y físicamente superiores? Un ejemplo claro es lo que sucede en Rosario con el problema narco por ejemplo o lo sucedido en La Plata con sus comisarios que apretaban comerciantes para cobrar seguridad bien al estilo mafia de los años 20s del siglo pasado.

3) Si bien es correcto y admisible que los desarmistas puedan ejercer su derecho a no tener armas, ¿con qué derecho exigen que el resto de la gente haga lo mismo, aboliendo su capacidad de defenderse contra sus agresores o de ejercer su libertad para practicar una actividad legal? Un ejemplo claro son las políticas arbitrarias del ExRenar y que vienen desde hace años, para enumerar solo un caso, jactándose de impedir la portación a civiles por más que demuestren idoneidad y falta de antecedentes penales. O las trabas evidentes en los procesos de renovación de las credenciales de Legítimos Usuarios.

Los promotores del desarme civil, ya sean políticos, legisladores, miembros de ONGs turbias o miembros de entes estatales como el ANMAC con sus políticas y resoluciones convenientemente armadas a medida de la Red Argentina para el Desarme, deben responder estas tres preguntas satisfactoriamente si quieren convencernos que sus políticas disminuirán la proliferación de armas ilegales y violaciones a los derechos naturales de los individuos.

Por lo que se vio en el 2017, sucedió todo lo contrario.

El arma per se no es maligna, maligno es el uso ofensivo que alguien pueda darle. En una sociedad en donde los derechos individuales (naturales, etc.) son promocionados, fortalecidos y respetados aquellos que pretendan usar armas como agresores deberán tener en cuenta que sus potenciales víctimas podrían estar tanto o mejor armadas que ellos mismos. Ese es un elemento disuasivo, sin duda, y que ha sido sistemáticamente dejado de lado por los diferentes gobiernos nacionales. ¿Por qué? ¿Cuál es el temor que existe en la clase dirigente que los lleva a cercenar constantemente el derecho natural de los ciudadanos a tener armas? ¿De qué lado están? ¿Desean ciudadanos libres o esclavos dependientes de la dadiva estatal?

Si elimináramos todas las armas, ¿acaso desaparecería la violencia? No, simplemente los violentos usarían otros medios para ejercer sus deseos de conquista y opresión, palos y piedras, por ejemplo como se vio en el intento de copamiento del Congreso en diciembre pasado o se ve a diario en Inglaterra o Australia y el uso de armas blancas para delinquir. ¿Es que entonces tenemos que abolir los palos y las piedras, los cuchillos? Los promotores del desarme, si se acostumbraran a usar la lógica en su vida diaria, tendrían que proponer la abolición de los palos y las piedras. Los autos para evitar accidentes viales, cucharas y tenedores para evitar la mala alimentación que lleva a problemas cardiacos, el sol para evitar el cáncer de piel por exposición UV...

Pero pedirle lógica a los desarmistas es mucho. Ya la abolieron para evitar tener que pensar.

Teniendo en cuenta lo anterior, el 2018 va a ser un año de esfuerzo, trabajo y dedicación. Va a ser un año de definiciones: quienes están con la República y quienes no respetan a los individuos, quienes son los corruptos y quienes los que se esfuerzan por el país, quienes hablan solamente y quienes hacen, quienes están dentro de la ley y quienes no tienen legitimidad.

Pero los Legítimos Usuarios aquí estamos, al pie del cañón, sufriendo el embate de siempre, con la ley y la razón bajo el brazo sabiendo que el grito todavía resuena: Molon Labe

Nota: basado en los escritos de L. Nievas 2010

Rubio Gustavo S.

Legítimo Usuario
Profesor de Inglés
Columnista sobre Armas y relacionados en Decilo Fuerte
Miembro ALUTARA
Email: saidrubio76@hotmail.com
Twitter: @GustavoSRubio