Armas

Mecanismos de disparo en pistolas semiautomáticas

Información y conocimientos

Autor: Prosperi Carlos H.

Fecha publicación: 08/01/2014

Introducción

Se entiende por pistola a un arma de fuego corta, o de puño, que puede sostenerse y dispararse con una mano. Ello incluye a las antiguas pistolas de pólvora negra, sean de uno o varios disparos, a los revólveres, donde la munición se carga en un tambor giratorio, o a las modernas pistolas provistas de un cargador para la munición. A estas últimas suele denominárselas "automáticas", ya que en su ciclo de disparo eyectan la vaina servida y colocan un cartucho nuevo en la recámara, que queda lista para ser disparada si se vuelve a presionar el gatillo.

Esta designación surge por comparación con el revólver, en el que las vainas servidas deben ser extraídas manualmente, y el martillo se monta por la acción del tirador. Sin embargo, la denominación de "automática" se aplica correctamente a aquellas armas que siguen disparando ininterrumpidamente hasta la finalización de su carga, con solamente mantener apretado el disparador, como es el caso de las ametralladoras, fusiles de asalto y subfusiles. Por lo tanto, la denominación correcta para las pistolas modernas es "semiautomática".

Existen sin embargo algunas pistolas, variantes por ejemplo de las modernas Glock o Beretta, que mediante un selector pueden disparar tanto en fuego semiautomático como automático, o en ráfagas de tres disparos.

En una pistola moderna estándar se usa la energía generada por el retroceso del disparo de un cartucho para que el casquillo vacío sea expulsado y luego se introduzca un nuevo cartucho en la recámara.

Acción simple o doble

Las pistolas pueden dividirse según su accionamiento en dos grandes grupos, las de acción simple y las de acción doble, análogamente a lo que ocurre con los revólveres.

En acción simple es necesario amartillar el percutor antes del primer disparo, sea tirando del mismo hacia atrás o montando el arma, es decir, tirando la corredera hacia atrás para introducir un cartucho en recámara, que a la vez empuja el martillo percutor o la aguja a su posición elevada. Esto implica que el arma debe portarse sin munición en recámara, o con algún tipo de seguro que impida el disparo accidental de la misma. Por ello, y para efectuar el primer disparo, se deberá tirar de la corredera o quitar el seguro, antes de poder presionar el gatillo.

En acción doble, en cambio, el martillo percutor o la aguja se montan de manera manual inicialmente, por el sólo hecho de presionar el gatillo que les transmite el movimiento por medio de mecanismos internos. Luego de efectuado un primer disparo, va a ser el desplazamiento de la corredera el que monta el martillo o la aguja, de la misma manera que en la acción simple. Ello significa que se puede portar el arma con cartucho en recámara, y para el primer disparo bastará con presionar el disparador, sin ninguna otra acción previa, de la misma manera como se haría con un revólver de doble acción. Este sistema se desarrolló precisamente con la intención de disponer rápidamente de ese primer disparo, que puede ser vital en un enfrentamiento armado sorpresivo, pero a partir del segundo disparo el arma sigue funcionando como una clásica pistola de acción simple.

Una excepción son las pistolas solamente de doble acción, o DAO, por "Double Action Only", en las cuales el martillo nunca queda en posición de disparo, ni montándolo manualmente, ni con el retroceso de la corredera. Se hicieron especialmente para uso policial, pensando en algunos casos de agentes que mantenían encañonados a delincuentes que ya se habían entregado e incluso estaban esposados, pero a los que igual les dispararon accidentalmente por crispación de sus dedos a causa de la situación de nerviosismo.

Hay también revólveres con martillo oculto, que sólo funcionan en doble acción. La acción simple requiere de muy poca presión sobre la cola del disparador, motivo por el que es muy apta para el tiro de precisión, en tanto que para la doble acción se deben ejercer presiones mayores, siendo más segura a fin de evitar accidentes, pero en detrimento de la puntería.

Partes básicas

Una pistola moderna consta de:

  • 1) el grupo o conjunto de corredera
  • 2) el conjunto de empuñadura o armazón

Son las dos partes principales en que se separa el arma al iniciar el despiece elemental. El grupo de la corredera comprende a la corredera propiamente dicha, al tubo cañón con su recámara interior, el muelle de recuperación con su guía, el bloque de cierre de la recámara, la aguja percutora con su resorte correspondiente, y la uña extractora de las vainas servidas. También lleva el sistema de miras, tanto alza como guión.

El conjunto de la empuñadura se compone del cargador con los cartuchos y su resorte elevador, el botón de extracción del cargador, el fiador de la corredera, que la traba en posición abierta al agotarse la munición, el gatillo y el martillo, si es que existe este último, ya que algunas pistolas que funcionan por sistema de aguja lanzada no lo tienen. Todo, por supuesto, con sus correspondientes muelles y piezas internas de conexión.

Las palancas o botones de seguro pueden estar en la corredera, en el armazón, o en ambos, según sea el diseño. Algunas pistolas tienen un seguro de empuñadura, que permite disparar solamente cuando la mano la rodea completa y firmemente, o el seguro de cargador, que se desbloquea sólo si el mismo está colocado correctamente. Este último se pensó para evitar un accidente muy común en neófitos, consistente en quitar el cargador y creer que la pistola ya está descargada, cuando en realidad puede tener todavía un cartucho disponible en la recámara.

Un problema inherente al automatismo o semi-automatismo, que no ocurre en el caso de los revólveres, es que la recámara de la pistola debe permanecer cerrada en el momento del disparo, cuando la presión interna de los gases de combustión es máxima, y abrirse para expulsar el casquillo y permitir la entrada de un nuevo cartucho, pero únicamente cuando el proyectil ya ha salido del cañón, de modo que dicha presión ha bajado a niveles tales que no representen un peligro para el tirador.

Sistemas de cierre

Teniendo en cuenta esta cuestión crítica, los sistemas de cierre de las pistolas son básicamente de dos tipos:

  • 1) mediante bloqueo por inercia de masas
  • 2) por cerrojo de la corredera

El bloqueo por inercia de masas se usa en general en las pistolas de calibres de potencias bajas a medias, por ejemplo desde un .22 Short ó un 7.65 mm (.32 ACP) hasta un 9 mm Corto (.380 ACP ó 9x17) o un 9 mm Makarov (9x18). Un ejemplo muy conocido es el de las pistolas Walther PP y PPK y casi todos sus clones, que además tienen el resorte recuperador de la corredera envolviendo al cañón.

En el primer sistema, son la misma masa de la corredera y la fuerza ejercida por el muelle recuperador los que mantienen la recámara cerrada hasta que su apertura sea segura.

El ciclo completo se produce de este modo: al presionar el gatillo se suelta la aguja percutora, o el martillo que golpea sobre la misma, que a su vez va a impactar sobre el fulminante del cartucho. El fulminante entonces enciende la pólvora, que al entrar en rápida combustión produce gases que ejercen una fuerte presión sobre toda la superficie interna de la vaina y sobre la base del proyectil, de modo que la vaina se comprime contra la recámara y se dilata en su reborde de unión con el proyectil, permitiéndole que se libere y empiece a desplazarse por el estriado del cañón, hasta salir por la boca en dirección al blanco.

Al mismo tiempo, todo ello produce también una presión en sentido contrario, es decir, contra la parte interior del culote del cartucho, y a su vez contra la corredera o el bloque de la recámara, según el caso. Tanto la inercia de la corredera como la tensión ejercida por el resorte recuperador han sido previamente calculados para que la recámara no se pueda abrir hasta tanto la presión interior haya disminuido a valores suficientemente seguros.

Aún así, la corredera continúa su desplazamiento hasta el fin de su recorrido, expulsando en el trayecto la vaina servida mediante la uña extractora, montando el martillo o la aguja percutora según corresponda, y permitiendo que el resorte del cargador eleve un nuevo cartucho. Cuando el muelle de retroceso está comprimido al máximo y al detenerse la corredera en su posición posterior, el resorte tiende a recuperarse de nuevo y empuja a la corredera que entonces se desplaza hacia adelante, de modo que introduce dicho cartucho fresco en la recámara.

De esta manera el tirador se limitó a ejercer presión sobre el gatillo, y con esa sola acción fue suficiente para desencadenar el disparo del proyectil, la expulsión del casquillo, el montaje del martillo o la aguja, y la recarga de munición en recámara.

En el segundo sistema el cañón tiene unos dientes o levas que encajan en muescas del armazón para que la recámara se mantenga cerrada, y se abren cuando el conjunto se desplaza hacia atrás a consecuencia del retroceso producido por el disparo. Funciona con algunos puntos de giro debajo del cañón, cuyas levas encajan en las muescas correspondientes que hay en la parte interior de la corredera, mientras la pistola permanece cerrada completamente.

Por efecto del disparo, tanto la corredera como el cañón retroceden juntos inicialmente, pero después de este breve desplazamiento combinado el cañón cae hacia abajo por la acción de los mencionados puntos de giro. Los dientes del cañón entonces se salen de las muescas de la corredera, de tal manera que se desenganchan y permiten que la corredera siga desplazándose hacia atrás mientras que el cañón se detiene unos pocos milímetros más adelante. A partir de allí todo sigue como en el caso anterior: se frena la corredera al final de su recorrido y vuelve nuevamente hacia delante por efecto del muelle recuperador, y se traban otra vez las levas en las muescas.

Este sistema se utiliza en calibres de mayor potencia, como el 9 mm. Para. (9x19), el .40 SW ó el .45 ACP, que ejercen presiones tan altas que no podrían ser contenidas solamente por el muelle recuperador o la simple inercia del bloque. Estas presiones, en consecuencia, son soportadas por esos dientes encastrados en las respectivas muescas, que han sido diseñados para destrabarse recién cuando ya haya bajado la presión como consecuencia de que el proyectil ya hubiera salido por la boca del cañón. Ejemplos conocidos son las pistolas Colt 1911, o la HP 35, ambas diseñadas por John Browning, con el muelle recuperador ubicado en un lugar especial de la corredera por debajo del cañón.

Existen en la actualidad otros sistemas muy exitosos, pero que son esencialmente variantes de los dos mencionados.

Aunque es antiguo y ya está en desuso, merece ser mencionado por su interés histórico otro sistema de cierre para cartuchos de alta potencia, que se denomina de rótula o palanca articulada. Se basa en una corredera que se articula hacia arriba como una rodilla. Cuando la pistola está cerrada la palanca se mantiene recta y contiene la presión de la deflagración, pero al desplazarse hacia atrás se dobla por efecto de una subida en el riel del armazón que la dirige hacia arriba. En este punto queda la recámara abierta, se monta la aguja percutora y se expulsa el cartucho vacío.

En la parte trasera de la corredera hay una pieza de acero en forma de horqueta que cumple la misma función del muelle recuperador, es decir, desplaza nuevamente la corredera hacia adelante, de tal manera que se introduce un cartucho fresco. Este sistema se empleó en la Borchard, que fue la primera pistola semiautomática exitosa, y con importantes mejoras se empleó posteriormente en la legendaria Parabellum. El calibre inicial de esta arma fue el 7.65 mm Para (.30 Luger), un cartucho de bajo calibre pero de alta potencia, diseñado en forma de botella.

Fue utilizada por el Ejército y la Policía de Suiza en 1906. Cuando la Wermacht decide, dos años después, adoptarla como reglamentaria, la denominó formalmente "P-08" (Pistole, 1908) pero solicitó a George Luger un cartucho con mayor poder de parada, o "stopping power". Es así que se rectificó la vaina del cartucho de tal modo que pudiera albergar un proyectil de 9 mm. de diámetro, lo que dio origen al actual calibre 9 mm. Para. (9x19).

Bibliografía consultada

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Pistola Bersa Thunder de acción doble .40 SW. La corredera abierta permite ver el cañón basculante con la parte posterior volcada para permitir el desenganche de la corredera. Abajo: pistola Bersa Piccola, en calibre .22 short, con bloqueo por inercia de masas. Acción doble únicamente, (DAO) como evidencia el martillo romo, sin espolón para montarlo

Pistola DWM Parabellum, del ejército suizo, en calibre 7.65 mm Para. La corredera abierta permite ver el cerrojo por sistema de rótula, así como el riel en el marco. Se observa también el seguro de empuñadura. A la izquierda, cartuchos calibres 9 mm Para y 7.65 mm Para

Prosperi Carlos H.

Dr. Biología - Lic. Filosofía
Socio Tiro Federal Córdoba 3845
Instructor de Tiro "B" 5876

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