Autor: Viva Mariano Marcelo
Fecha publicación: 12/12/2014
En la provincia de Buenos Aires, como en muchas partes del país, abundan este tipo de animales, que juntamente con el jabalí europeo, es una atracción muy grande en la caza mayor.
Yo recuerdo cuando comencé en esta actividad de muy chico, hace 35 años, cerca de mi ciudad Mar del Plata y en la cadena de sierras que se desplazan, hasta la zona de Balcarce, no había este tipo de porcinos tan interesantes para la caza mayor.
El chancho Cimarrón se ha ido desplazando por toda la provincia de Buenos Aires, en especial en las sierras Balcarceñas y en la Sierra de la Ventana, donde esta especie abunda en gran cantidad.
Otra zona espectacular para la caza del chancho es la zona de la costa de General Madariaga y partidos vecinos cerca de la ciudad de Pinamar, donde también abundan gran cantidad de ciervos axis.
Lamentablemente hoy no es tan así en la provincia de la Pampa, cuna del jabalí europeo. Este animal comenzó a mermar con las sequias de los años 2008 y 2009 donde en algunos lugares pasó casi un año sin llover, y los animales murieron por falta de alimento, como casi la mitad de la hacienda de la provincia pampeana que corrió la misma suerte que el jabalí.
La diferencia con la provincia de Buenos Aires, es que, en todos lados las lluvias son permanentes, y lo que sobran son buenos pastos y agua. Por estos motivos se ha procreado en tanta cantidad el chancho Cimarrón, donde hoy se lo puede encontrar realmente por todos lados.
La Cacería
Hace unos años un amigo que tiene un coto de caza en General Madariaga, me había comentado que tenía sembrado maíz y que los chanchos le estaban haciendo un desastre bárbaro en el sembradío.
Me invito a que fuera a cazar ya que el daño que estaban haciendo era realmente grande. Comencé los preparativos para la salida al campo, fue entonces que decidí llevar dos fusiles .375 H&H, los dos eran de la prestigiosa fábrica Remington. Uno era el modelo XCR inoxidable y el otro era pavón madera hecho por la Custom Remington. Los fusiles los había comprado en una armería de Lanús, a la cual por aquellos años yo le compraba todos los fusiles, un comercio de los más grandes del país por aquellos años y que hoy no está más.
Prepare todos los pertrechos y partí de Mar del Plata rumbo al campo distante unos 180 kilómetros.
El viaje realmente fue muy placentero ya que las temperaturas eran muy agradables en esa época del año. Luego de transitar el camino de la costa llegue al establecimiento agropecuario.
Mi amigo me estaba esperando en el campo con unos buenos mates, y después de una larga charla sobre cacerías, salimos a recorrer el campo. El sembrado de maíz era un potrero de unas 150 hectáreas, realmente muy grande, el maíz estaba muy alto y era prácticamente imposible poder ver a los chanchos a simple vista. Fue entonces que decidimos tratar de ubicar las pasadas de los animales mirando y mirando. Mi amigo me comento que como estaba todo absolutamente seco por los grandes calores y la sequía que había azotado el verano, no había agua dentro del monte y los chanchos bajaban a una bebida de hacienda distante unos 300 metros del maíz.
Fuimos al lugar y efectivamente se veían pisadas en la aguada del molino por todos lados, mi amigo tuvo la amabilidad de hacer un charco cerca de la bebida para atraer más a los animales.
Arme una pequeña carpa tipo iglú verde como apostadero a 40 metros del charco. La luna estaba llena, eso facilitaba la cacería nocturna para poder tirar, aparte cada fusil tenía una mira alemana nueva 6 x 42, por lo que no tendría problemas en la visión de los chanchos en plena noche.
Llego la hora, me aposte a eso de las 19.00 horas y vi como caía la tarde y con el correr de las horas se vino la esperada noche. Yo y mi fusil estábamos a la espera que la suerte nos acompañara.
A eso de las 22.00 horas se escuchó ruido típico de los chanchos y entraron de golpe al charco, eran cuatro animales jóvenes de tamaño mediano. Los mire por los prismáticos y eran de lindo tamaño, apunte con el fusil a uno de los cuatro y suavemente apreté la cola del disparador. El estruendo del .375 fue ensordecedor, el animal quedo en el mismo lugar, me acerque y lo retire de la aguada, y me volví a apostar, a ver si tendría suerte nuevamente.
A la 1.30 horas volvieron a bajar otra piara de chanchos, volví a elegir otro animal, lo puse en la mira y disparé. Era otro animal joven similar al anterior como verán en la foto.
De vuelta en la casa reconfortado, despostamos los animales. Yo ya tenía la cacería terminada con los dos animales cazados, pero el dueño del campo me pidió que me quedara un día más, a ver si le podía dar otro Cimarrón para él, así que me fui a dormir, después de haber degustado un buen asado entre amigos. Al día siguiente hicimos la misma rutina. Nos apostamos y a eso de las 23.00 horas bajo otro chancho más grande que los del día anterior, le apunte, y en un tiro certero quedo en el lugar.
La cacería había terminado. Tres ejemplares de chancho Cimarrón habían coronado la salida a General Madariaga, Pcia. de Buenos Aires, en una salida que siempre recordaré.
Viva Mariano Marcelo
DNI 16.473.696
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