No suelo postear cacerías, pero esta fue especial. La primer salida después del inicio de la cuarentena durante la cual veíamos como se iban habilitando paulatinamente en cada fase algunas actividades deportivas, no grupales y al aire libre. Pero para la caza no tenían aún el protocolo covid-19 aprobado, eso me decían cada vez que pasaba por la Secretaría de medio ambiente para que me dieran el "si".
En San Luis estamos casi encerrados, aunque con un status sanitario muy favorable, dadas las actuales circunstancias, lo que permite darse estos gustos.
Fue el martes 4, la luna era buena pero tardía y justo a esa hora cuando ninguno de los dos alumbra, apareció el padrillo, confiado, atraído por el charco, después de un día atípicamente caluroso para esta fecha. Tiré a oscuras, ayudado por el fondo claro, y corrió unos metros atropellando monte. Luego silencio, un cigarrillo y a buscarlo. Estaba cerca, imposible sacarlo solo. Tuve que esperar a mi hermano que me pasaría a buscar más tarde después de probar suerte en otra represa.
Lindo chancho, viejo, gastado, y bien cazado.
Disculpas por la foto improvisada con un celular. Que sirva para ilustrar el momento y la alegría de volver al monte, a cazar.
