El pastor y su perro.

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hidalgo reyes
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El pastor y su perro.

Mensaje por hidalgo reyes » Jue Jul 28, 2022 8:26 pm

El pastor y su perro:
Hace cuatro años, durante la nevada en Sierra Morena, contraje una enfermedad que me imposibilitó para salir de la cabaña y preocuparme de mi rebaño. La fiebre se apoderó de mí y estuve durante muchos días sin percatarme del mundo que me rodeaba. Solo me tranquilizaba el saber que mi buen Atila(pastor aleman) se habría hecho cargo de todo, que recogería el rebaño todos los días, que llevaría a los animales a pastar durante las mañanas templadas y que impediría que sus parientes los lobos diezmasen una manada de cabras que no eran mías.

A los tres días de enfermedad, se acabaron los víveres y entré en una especie de sopor de la que solo salía para comer algunos trozos de carne cruda que Atila ponía sobre mi catre y beber sorbos de agua del depósito de la cabaña. La carne que el perro me suministraba estaba ensangrentada al principio y seca al paso de los días. Yo no era capaz de ni de pensar de donde salía aquel alimento; solo lo comía para salvar mi vida.

En ese estado permanecí casi dos semanas hasta que una mañana me encontré con fuerzas para abandonar el jergón y salir de la cabaña. Mi perro me saludó efusivamente mientras corría detrás de las cabras llevándolas de un pasto a otro. Inmediatamente me puse a contar los animales rogando a Dios que no faltara ninguno ya que el valor de cada cabra era casi mi salario de un mes.

¡Faltaban dos animales, dos cabritos del último año! Me afané en encontrarlos durante tres horas sin encontrar rastro de ellos. De vuelta a la cabaña pasé por el cubil que el mismo Atila había acondicionado para soportar las largas y frías noches de guardia y ....¡Allí había restos de huesos y piel de cabrito!

Lo llamé a voces mientras lo increpaba por la matanza. ¡Desgraciado, has matado a dos animales, me has arruinado, pasaré hambre por tu culpa!

Mi pena y autocompasión fueron en aumento hasta que, fuera de mí, llamé al perro, le pasé una cuerda por el cuello y lo colgué del árbol más cercano. Don Antonio......¡Yo ahorqué a mi perro!

Al encerrarme en la cabaña llegada la noche, comencé a llorar acordándome de Atila, me debatí entre el hambre y mi sentimiento de culpa. El buen Atila había matado para salvarme de una muerte por inanición, había compartido su caza conmigo y yo, en pago, había acabado con él.

Con esos remordimientos me desvele hasta que llegado el alba caí presa de un profundo sopor. En sueños me parecía oír su ladrido y hasta un golpeteo acompañado de arañazos en la vieja puerta de la cabaña. Me desperté sobresaltado y corrí hacia ella, la abrí de golpe y...¡Allí estaba Atila! Llevaba colgando del cuello el resto de la cuerda que se había roto en el balanceo. Lloraba como un cachorro y lamía mis pies mientras adoptaba la postura típica de sumisión... ¡Mostraba sumisión hacia un dueño loco que había tratado de matarlo!

Cuando el dueño del rebaño se enteró de la historia, me perdonó la deuda de los dos cabritos no sin antes hacerme prometer que velaría por la vida de mi buen compañero ya que, de no ser por Atila, el rebaño estaría mermado y yo, posiblemente muerto.

El año pasado me jubilé, compré una pequeña casita en las afueras y allí vivimos Atila y yo. La pensión que tengo, como usted comprenderá, es muy escasa pero no tanto como para que mi perro deje de comer lo que quiera. Últimamente se ha aficionado a las chucherías y aprovechando que el médico me ha quitado de fumar, invierto el dinero del tabaco en dulces para mi amigo".

Llegado a este punto, mi interlocutor volvió a callarse y a hacer gala del mutismo propio de la persona que solo habla con su perro en la soledad de la montaña.

Yo me quedé con las ganas de seguir hablando y, sobre todo, con las de darle el consejo típico de no suministrar dulces al perro. Respeté su silencio, acaricié al viejo Atila y me retiré hacia el grupo donde estaba mi hija con Kika. Mientras me retiraba, oí la voz del pastor a mis espaldas:

- ¡Don Antonio, ya sé que no hay que darle dulces a los perros!
- ¿Por qué lo hace entonces?
- Porque si a Atila no lo mató la cuerda, ¿lo va a hacer una chuchería?
DR. antonio Pozuelos....relato de un grande...como una gran enseñanza de vida, el amo y su perro.
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Natoch
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Re: El pastor y su perro.

Mensaje por Natoch » Vie Jul 29, 2022 9:09 am

Que buena historia Don Hidalgo!.

Como siempre!.

Gracias por el relato.

Sdos

Oscar
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hidalgo reyes
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Re: El pastor y su perro.

Mensaje por hidalgo reyes » Vie Jul 29, 2022 8:05 pm

Gracias a ud ...amigo del foro.un abrazo
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